domingo, 21 de noviembre de 2010

5 SABORES / 5 COLORES

Diluido con más claridad el contexto histórico de la alimentación podemos analizar los principos esenciales de la configuración gastronómica. Los principios que rigen la cocina nipona son la acertada combinación de sabores de los alimentos y el respeto por una dieta equilibrada. Es por ello que la filosofía de los platos se basa en el uso de productos frescos, lo que en japonés es el Kitetsukan, y las grasas más sanas.
La cocina japonesa se asienta sobre cinco sabores: lo dulce, lo amargo, lo picante, lo ácido y, por último, lo salado. La sabiduría para combinarlos en su justa medida es lo que caracteriza el sabor tan personal que nos ofrecen los preparados orientales. Por otro lado, son también cinco los colores que visten las vajillas niponas: el blanco, el amarillo, el verde, el rojo y el negro. De nuevo la armonía tan característica de lo japonés se representa en la unión de las distintas tonalidades con la perfección y belleza de los jardines de este país.
Gracias a ello, disponemos de unos platos que son todo un placer para la vista, el gusto y el olfato. Y es que los cocineros japoneses se preocupan de que sus creaciones sean agradables a estos tres sentidos, pero sobre todo al de la vista, ya que el primer paso ante un plato de comida nipona es degustarlo con los ojos.



Si acudimos a un restaurante japonés debemos saber que en ellos los platos no se clasifican por el lugar que ocupan en la comida sino por el método utilizado en su preparación. Es este caso, nos encontramos con cinco posibilidades. En primer lugar, puede ocurrir que elijamos comida cruda, o sashimi. Podemos probar también los platos hervidos, o mushimono. La tercera posibilidad es la parrilla, en japonés yakimono. Otra oferta son los fritos, o agemono. Y por último los preparados al vapor, o mediante nabemono.





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